¿Qué es?
Aunque la gente suele confundir su nombre y llamarla “leishmaniasis” su nombre correcto es leishmaniosis. Se trata de una enfermedad producida por un parásito del género Leishmania. Afecta al hombre y a numerosos animales, entre ellos al perro, ya que se trata de una zoonosis, es decir, ha pasado de un animal a humanos.
¿Cómo se transmite?
La leishmaniosis se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado llamado flebótomo.
A diferencia de mosquitos más comunes, este mosquito es extremadamente pequeño, no es nada fácil de ver y tampoco de oír, dado que no hace el típico zumbido al volar. Solamente pican las hembras, que necesitan sangre para desarrollar los huevos. Los machos se alimentan de azúcares y plantas.
¿Dónde hay?
Esta enfermedad es de distribución mundial y afecta principalmente a países de América central, Sudamérica, Asia y la cuenca mediterránea.
El flebótomo requiere unas condiciones climáticas especiales para su supervivencia: humedad moderada, temperatura entre 15 y 20ºC, protección de la luz solar directa y acceso a la materia orgánica. Por estos motivos, la mayor presencia de flebótomos, y por lo tanto, mayor riesgo de infección es en épocas de mayor calor y normalmente entre la puesta de sol y el amanecer.
¿Quién la descubrió?
La leishmaniosis es una enfermedad de la que pueden encontrarse antecedentes en épocas antiguas. Hay descripciones de leishmaniosis cutánea ya en el año 650 a.C. en la antigua Babilonia. También fue descrita por Avicena en el siglo X. Durante la colonización española de América en los siglos XV y XVI también se describe la enfermedad.
A lo largo de la historia se la ha denominado de varias formas hasta que en 1903, Leishman y Donovan, de forma separada, describieron el protozoo que ahora se conoce como Leishmania donovani, en el tejido del bazo de pacientes en la India con una severa enfermedad y que se denominaría leishmaniosis visceral.
Síntomas
La especie canina es la principal afectada por esta enfermedad, por lo que su tratamiento y control son elementos fundamentales para la salud pública. Los síntomas que pueden aparecer son muy variables y la gravedad de las lesiones dependen de varios factores relacionados con el mosquito, con el sistema inmunitario del perro, su genética (no todas las razas son igualmente susceptibles), dependen también del parásito y si hay otras enfermedades coincidentes… En cualquier caso, hay que señalar que normalmente los síntomas, no se presentan todos a la vez. Estos son:
- Trastornos generales como pérdida de peso, decaimiento, aumento de tamaño de ganglios, atrofia muscular, sangrado nasal, crecimiento excesivo de uñas, aspecto de envejecimiento en la cara…
- Lesiones cutáneas: pérdidas de pelo alrededor de ojos, boca y hocico, que dan un aspecto conocido como “cara de payaso”, úlceras, irritaciones…
- Lesiones renales que pueden desembocar en una insuficiencia renal.
- Lesiones articulares que pueden provocar cojeras.
- Lesiones oculares: conjuntivitis, lesiones en la córnea…
Diagnóstico
En primer lugar, se basa en la sintomatología, lo cual puede llevar al veterinario a sospechar de la enfermedad, pero el diagnóstico definitivo solo puede realizarse mediante pruebas de laboratorio, mediante pruebas de serología o mediante la punción de la médula ósea y observación del parásito al microscopio.
Tratamiento
La cura completa de la leishmaniosis en perros no es posible, es decir, el parásito no se puede eliminar completamente del organismo. Los tratamientos actuales son diversos y buscan reducir el número de parásitos en el organismo y, de este modo, mejorar los síntomas y evitar las recaídas.
La importancia del tratamiento es mayúscula y se pretende ayudar al animal a que él mismo combata la enfermedad, paliando signos clínicos y evitando complicaciones. Es muy importante detectar la enfermedad pronto, ya que así se puede mejorar el pronóstico de la misma gracias a la monitorización y al tratamiento rápido de los primeros síntomas.
Pero en definitiva, a día de hoy, la leishmaniosis no se puede curar con ningún medicamento.
Cómo prevenirla
La prevención es muy importante, ya que nos permite reducir mucho las posibilidades de que nuestro animal se infecte. Actualmente existen varios métodos de prevención:
- Métodos para evitar la picadura del flebótomo: mediante collares y pipetas que deben de cambiarse periódicamente.
- Métodos que estimulan el sistema inmune del animal:
- Vacunaciones: deben de administrarse siempre en perros libres de la enfermedad. No protegen al 100%, pero sí que disminuyen las posibilidades de contraer la enfermedad.
- Existen sustancias específicas que estimulan un tipo concreto de inmunidad en el perro, favoreciendo la lucha del organismo contra la enfermedad.
En cualquier caso, es importante acudir al veterinario para que nos aconseje qué método preventivo es el más eficaz en cada caso y realizar un chequeo periódico del estado de salud de nuestro animal.
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